Hora de Conocer Gente- Bitácora Semana 1

 

25 enero 2025

El jueves 23 de enero asistí a la primera clase de Investigación Social a las siete de la mañana. Al entrar al salón, me senté a esperar la llegada del profesor, tenía un poco de ansias debido a que me daba miedo que el profesor fuera un poco estricto. En ese momento, mi mayor preocupación era que no nos hicieran presentar o realizar alguna actividad que implicara pararme de mi puesto, ya que pasar al frente y presentarme no es algo que disfrute particularmente.

Al iniciar la clase, me di cuenta de que la mayoría de los estudiantes ya conocían al profesor, pues habían tomado clases con él en semestres anteriores. Fue algo que me tranquilizo, debido a que eso significaba que es tan buen profesor que los estudiantes están dispuestos a ver clase con el de nuevo. Sin embargo, un grupo reducido, entre los cuales me encontraba, no había tenido la oportunidad de conocerlo previamente. Cuando el profesor comenzó a explicar lo que debíamos hacer, no sabía que es lo que quería hacer, ya que estaba entre varias actividades. Los estudiantes que ya conocían las opciones le sugerían que eligiera la del reloj, pues era la que más le gustaba. Lo único en lo que yo pensaba era en realizar una actividad que no implicara mucha interacción con otras personas. Para mi sorpresa, la primera actividad consistió en dibujar un reloj en una hoja de papel, marcando todas las horas. Luego, dispondríamos de aproximadamente cinco minutos para conseguir citas con otros compañeros a cada una de las horas. Al principio, me quedé observando cómo los demás se levantaban y comenzaban a buscar a las personas que conocían a llenar su hoja rápidamente, me di cuenta de que si no trataba de incorporarme lo más rápido posible terminaría con la hoja vacía. Así fue que decidí incorporarme a la dinámica y, en cuanto me levanté, una compañera se acercó para solicitar la primera cita. Conforme pasaban los minutos, la actividad fluyó de manera más natural y logré llenar la mayor parte de mi reloj, al pase del tiempo las personas comenzaron a sentarse con sinónimo de que ya habían completado toda su hoja.  Sin embargo, al final de la actividad, algunas personas que no habían logrado completar todas sus citas comenzaron a gritar las horas que tenían libres. Yo no fui la excepción, ya que grite las horas que tenía libres. Para mi mala suerte, ninguna de las personas tenía disponibilidad en ese horario. El profesor entonces dijo que era hora de sentarse, pues iba a explicar lo que seguía.Seguidamente, el docente explicó la segunda parte de la actividad: cada estudiante debía reunirse con la persona que había anotado en su reloj en la hora correspondiente. Cada encuentro duraría dos minutos, durante los cuales debíamos responder una pregunta proyectada en el tablero. La actividad comenzó con la cita de la 1:00. Encontrar a mi compañero fue fácil, ya que se encontraba justo delante de mí. Al responder la pregunta, la conversación fluyó con naturalidad, y al terminar, aprovechamos para hablar de otros temas.A medida que avanzaba la actividad, me di cuenta de que las citas me permitieron conocer mejor a mis compañeros, con quienes compartiría la clase durante los próximos cuatro meses. En algunos casos, la conversación fluyó de manera espontánea; respondíamos la pregunta asignada y rápidamente comenzábamos a hablar de otros temas, como nuestras carreras, edades y semestres. No obstante, también hubo momentos de silencios incómodos, especialmente con personas a quienes no conocía en absoluto. En esos casos, intentaba hacer preguntas adicionales para prolongar la conversación, aunque en ocasiones se sentía forzado.Al llegar a la hora de las 9:00, una de las franjas que me había quedado libre, un compañero que acababa de incorporarse a la actividad se acercó para realizar la cita conmigo. La conversación fue particularmente interesante, ya que la pregunta asignada era: “¿Cómo te ves en cinco años?”. Me sorprendieron mucho sus respuestas, especialmente cuando me contó que era cantante. Automáticamente, asumí que interpretaba géneros como reguetón o pop, pero me llevé una gran sorpresa al escuchar que su sueño era fusionar la música típica de Colombia con ritmos modernos. Me pareció una propuesta innovadora y fascinante.Las siguientes citas transcurrieron con normalidad hasta que llegamos a las 11:00, otra de las horas que no había podido completar. En esta ocasión, me uní a un grupo de tres para participar en la conversación.Cuando la actividad finalizó, creí que comenzaríamos con la introducción formal del curso. Sin embargo, el profesor presentó una tercera actividad. Nos pidió que tomáramos una hoja en blanco, colocáramos la mano sobre ella, cerráramos los ojos y pensáramos en un objeto que nos representara. Al principio, me pareció una instrucción extraña, pero decidí seguirla. Luego, debíamos dibujar el objeto en la hoja. En mi caso, intenté representar una pelota de baloncesto.El profesor recogió los dibujos y los redistribuyó de manera aleatoria, asegurándose de que nadie recibiera su propio dibujo. La siguiente tarea consistió en analizar el dibujo recibido e intentar describir a la persona que lo había realizado. Comencé con descripciones generales, como si se trataba de una mujer o si tenía automóvil. Justo cuando estaba terminando, un compañero se unió a mi análisis y resultó que conocía a la persona que había hecho el dibujo, lo que facilitó la descripción.Para finalizar, el profesor analizó los dibujos en voz alta y sorprendió a todos con la profundidad de sus interpretaciones. Parecía tener una gran experiencia en este tipo de ejercicios, ya que lograba describir aspectos de la personalidad de cada estudiante con precisión. Luego, entregaba el dibujo a su autor, quien confirmaba si la descripción era acertada y, posteriormente, se presentaba diciendo su nombre, carrera, semestre y pasatiempos.El profesor tuvo que acelerar un poco la actividad, ya que se estaba quedando sin tiempo y aún faltaba presentar el programa del curso. Nos dio un descanso de 20 minutos, durante los cuales me quedé en el salón revisando mi teléfono. Al terminar el receso, explicó la metodología del curso, las reglas y la evaluación. Me gustó mucho su enfoque y la estructura del programa. Finalmente, concluyó la sesión y así terminó mi primera clase de Investigación Social.


-Susana Reyes Gaviria

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Cuál es el objetivo? - Semana 7

Recta Final - Semana 13

No Siempre el porqué es la respuesta - Semana 11