Mucho que pensar - Semana 6

 

5/03/2025

Es una clase como cualquier otro jueves y comienza la rutina. Al principio se leyeron las primeras dos bitácoras. La verdad, no estoy lista para que lean alguna de mis bitácoras por segunda vez, pero puede que esta sea la ganadora. La verdad, me sentía muy diferente en la clase; no sabía qué era, parecía que algo estaba faltando, pero no podía poner el dedo en qué era. Una de las razones podría ser que estaba un poco más cansada de lo normal, no le puse mucho cuidado y traté de seguir adelante, porque no hay más que hacer.

Comenzó la primera y única presentación de la clase, que trataba de la IAP (Investigación Acción Participativa). Al principio, cuando mencionaron el título, yo entendí que iba a ser sobre IA (Inteligencia Artificial). Pensé que eso era algo raro y de pronto pensé que la presentación iba a tratar sobre cómo se puede favorecer una investigación a través de la inteligencia artificial, lo cual me pareció un tema muy interesante: cómo estas dos cosas se pueden complementar. Me imagino que, para un futuro no muy lejano, la Inteligencia Artificial va a ser una de las grandes herramientas cuando se trate de una investigación cualitativa o cuantitativa.

El tema que presentaron mis compañeros me pareció demasiado interesante. Un pequeño recordatorio:  La Investigación Acción participativa (IAP) es un metodología de investigación la cual busca mediante la acción y participación de una comunidad, objeto o sujeto de estudio el análisis de un caso en un enfoque investigativo Pero lo más importante es dejar un legado en esa comunidad. Cuando escuché la definición, una de las primeras preguntas que me surgieron fue: ¿Cómo se diferencia la IAP de la etnografía? ¿No es la IAP algo similar al participante completo? Sin embargo, comencé a pensar en el tiempo que una investigación así tiene que tomar, desde identificar el verdadero problema hasta conseguir los recursos necesarios y la ayuda de las personas.  

Mis compañeros continuaron y presentaron el enfoque de la Investigación Acción Participativa (IAP), que consta de tres componentes principales. El primero es la investigación, que consiste en un riguroso proceso de estudio científico de la realidad. En segundo lugar, se encuentra la acción, que impulsa el cambio social estructural, surgiendo de una reflexión sobre la realidad para comprenderla y transformarla. Por último, está el componente participativo, que enfatiza cómo la investigación debe realizarse de manera participativa, involucrando a la comunidad.

Posteriormente, presentaron los niveles de desarrollo de la IAP, que también son tres. En primer lugar, está el nivel individual, donde el investigador es quien realiza las tareas según su conocimiento y disponibilidad. En segundo lugar, se encuentra el nivel grupal, donde hay un intercambio de información, tanto popular como científica, mediante la asignación de tareas específicas para optimizar la productividad y eficiencia. Finalmente, está el nivel comunitario, en el que toda la comunidad participa en la investigación.

En cuanto a para qué sirve este tipo de investigación, entiendo que la IAP es una herramienta poderosa para abordar problemas sociales de manera colaborativa y efectiva, promoviendo cambios significativos y sostenibles en las comunidades. Pensé que este tipo de investigación podría haber sido creado hace mucho tiempo, tal vez en el siglo XIX, pero no podría estar más equivocado. La IAP nació en 1946 con Kurt Lewin, lo que me llevó a reflexionar sobre si la creación de esta metodología de investigación fue influenciada por la Segunda Guerra Mundial.


Recuerdo muy bien el momento en que el profesor nos contó sobre los estudiantes de otras universidades que fueron a resguardos indígenas con el fin de hacer un trabajo de investigación. Lo que hicieron fue prometer cosas que no cumplieron, lo cual causó que estas personas se molestaran y se sintieran usadas. Y la verdad, las entiendo, ya que una de las cosas que más me molestan son ese tipo de personas que prometen o dicen que van a hacer algo, pero no cumplen su palabra. No estoy hablando de pendejadas como prometer que sí va a salir el viernes sabiendo que no quiere salir, porque yo hago eso cada rato, sino de promesas grandes y personales.

Para terminar la clase, el profesor nos iba a hacer leer otro de los trabajos finales del segundo corte, el cual fue solicitado por una estudiante, para que tuviéramos una idea de cómo se debe hacer para cuando nos toque a nosotros. Esto no será más pronto de lo esperado. El profesor se demoró un poco en encontrar la bitácora; en ese momento, como todo estaba en silencio y el profesor no decía nada, pensaba que ya nos podríamos ir. No sabía qué hacer, si empacar o quedarme un rato más hasta que el profesor dijera algo. Pero en el momento en que empecé a empacar, el profesor dijo que no había encontrado la bitácora solicitada, pero que nos iba a hacer leer otra que le gustó mucho.

 

Para ser sincera, me pareció un trabajo demasiado extenso, ya que lo leímos por casi una hora y no llegamos ni cerca al final. Esta escritora conectó mucho conmigo por el tema de cómo mencionaba a Dios en su escrito. Yo soy una persona que cree en Dios y no se avergüenza de su religión; sin embargo, hay momentos en que no me gusta hablar del tema o hacer referencia a Dios. Pero me gustó mucho que ella contara su verdadera experiencia y cómo le daba el crédito merecido a nuestro creador. En ese sentido, creo que me ayudó un poco a tener en cuenta a Dios y darle las gracias siempre que se lo merezca libremente, sin tener miedo a las críticas.


Con esta clase, me vinieron recuerdos de mi pasado y de una pasión, digámoslo, oculta que tengo. Esta trata sobre cómo me mueve ese sentimiento por ayudar a las personas. Recuerdo que desde chiquita he dicho que, cuando sea grande, uno de mis objetivos va a ser poder ayudar a las personas que lo necesiten. Esto es algo que me encantaría hacer, ya que me gusta mucho todo lo que tenga que ver con lo social. Es por esto que, cuando el profesor dijo que, si queríamos, él tendría personas con las cuales podríamos contactarnos para hacer parte de un IAP, me emocioné y pensé que es algo que, por lo menos, deberíamos dar la oportunidad. Me dije a mí misma que lo pensaría, pues todavía lo estoy pensando, pero creo que es algo que me encantaría hacer y darle la oportunidad a algo nuevo que puede aportar mucho a mi conocimiento y a mi crecimiento como persona.

Es viernes 28 de febrero y leí los últimos tres párrafos de la bitácora como me pidió el profesor. La verdad es que me quedé sorprendida. Yo era una de las personas que creía que las personas condenadas por delitos de cargo público en realidad vivían como en sus casas. Este trabajo me hizo entender que no es así, que la realidad es un poco distinta a lo que nosotros creemos, y que este juicio se puede dar por el entorno en el que vivimos. Ya que muchos de nosotros decidimos quedarnos en esta burbuja en la que vivimos, y no es necesario ir a buscar otras realidades o verdades.


Si yo fuera una investigadora que fuera a hacer una Investigación Acción Participativa (IAP) basada en esta salida de campo, la diseñaría así: en primer lugar, definiría el problema con sus respectivos objetivos. Al definir esto, escogería cuál sería la comunidad con la que quiero trabajar; en este caso, serían las presas, el personal penitenciario y psicólogos. Antes de interactuar con las personas, conseguiría un portero que me ayudara a integrarme con ellas y les avisara de antemano qué es lo que se va a realizar debido a que se pueden obtener reacciones negativas de las personas. De igual forma, haría unas visitas previas para que las personas me fueran conociendo y no tuviera ese shock inmediato de una persona extraña entrando en su entorno y queriendo indagar en su vida. Dependiendo del objetivo que quisiera alcanzar y del problema que se quiere resolver, identificaría los materiales necesarios y el presupuesto del que estoy dispuesta a gastar. Por último, al tener el papeleo listo, todos los permisos listos y el personal que me va a acompañar con los respectivos materiales, comenzaría a hacer las visitas y a recopilar las respuestas necesarias. Al final, monitorearía el impacto del proyecto.


Para ampliar un poco más el tema, es necesario profundizar en los aportes de Paulo Freire y su relación con la Investigación Acción Participativa (IAP), así como la educación liberadora. Freire propuso una educación que no tuviera límites en cuanto al conocimiento y que buscara empoderar a las personas para que fueran capaces de transformar su realidad. En las universidades, los profesores aplican este enfoque al dictar clases y dar a los estudiantes todo el conocimiento posible, alentándolos a esforzarse para ser su mejor versión. En la IAP, este enfoque se traduce en la participación activa de las comunidades en la investigación y la acción, promoviendo un aprendizaje colectivo y crítico.


Otro concepto clave de Freire es la concientización, que forma parte de la educación liberadora. Este proceso implica que las personas hagan una reflexión crítica de su realidad social y política, lo cual les permite identificar y cuestionar las estructuras de poder y las injusticias sociales. En la IAP, la concientización es esencial para que las comunidades puedan analizar sus problemas y desarrollar soluciones efectivas. Por último, Freire habla de la transformación social y cómo la comunicación es una herramienta para lograrla. La educación tiene como fin cambiar la percepción individual y promover cambios estructurales en la sociedad.


En el contexto de Colombia, donde la educación no es tan accesible debido al conflicto armado, las políticas gubernamentales o las zonas rurales con condiciones inadecuadas, la educación adecuada podría promover la concientización crítica. Esto ayudaría a que las comunidades desarrollen soluciones que aborden las raíces de problemas como la desigualdad, la pobreza y la exclusión social. La IAP da un empujón a las comunidades para buscar estas soluciones y hacer un cambio en la comunidad.


Aprendí sobre los aportes de Orlando Fals Borda en Colombia, quien introdujo el concepto de "sentipensante". Un sentipensante es una forma de pensar y actuar que integra la razón y los sentimientos en la comprensión y el análisis de la verdad. Es como si el corazón y la cabeza fueran dos amigos inseparables, uno siente y el otro piensa, pero en lugar de pelear sobre quién tiene la razón, trabajan juntos.


En una investigación, no se debe basar solo en la lógica, sino que también se debe incorporar los sentimientos. Al abordar una investigación sobre cómo los pueblos colombianos fueron afectados por el conflicto armado, no se debe llevar la investigación a la pura lógica; se debe abordar con sentimiento para obtener mejores resultados y entender la realidad social. El enfoque de sentipensante se relaciona con la humanización de la ciencia, lo cual conecta con lo dicho anteriormente sobre comprender las emociones de la realidad vivida por otras personas y no solo apoyarse en los datos cualitativos. Fals Borda no solo aporta, sino que también critica el enfoque tradicional de la ciencia occidental, que busca objetividad y neutralidad investigando a la comunidad desde una distancia. Para Fals, el investigador debería estar sujeto a la experiencia y la emoción.


- Susana Reyes Gaviria

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